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viernes, 19 de febrero de 2010

CAPITULO 7

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CAPITULO 7


Harvey estaba sentado a la mesa, una mesa que rebosaba comida y en la que no estaba solo,
estaba rodeado de gente. Todo el mundo parecía estar pasándolo en grande, sin duda se
trataba de alguna celebración, todos bebían y cantaban canciones en un idioma que le
resultaba muy familiar, sin duda era ruso.
Miró a su alrededor y las personas a las que miraba le regalaban una amplia sonrisa y un
gesto de brindis con sus grandes vasos llenos de lo que esperaba que fuera cerveza. A su lado
se encontraba sentada una joven de gran belleza, se comportaba como si llevara años cerca de
Harvey.
Se encontraba en una gran habitación iluminada por el fuego y unas lámparas que colgaban
del techo como estalactitas en una cueva, todos estaban sentados alrededor de una gran mesa
de madera con numerosa adornos, lo que le hizo sospechar que se trataba de algún día
especial o alguna celebración, se empezaba a sentir a gusto allí a pesar de la primera reacción
de incomprensión, se vio interactuando con los invitados, cogido de la mano de la joven y
bebiendo de su vaso. Cuando mejor se sentía allí, de repente abrió los ojos de golpe y se
despertó.
Se quedó inmóvil unos segundos hasta que fue consciente de que había estado soñando, no
podía negar que aún se acordaba de los buenos momentos que había pasado en Rusia.
De pronto se percató de que no sabía donde estaba, pensó que se debía a la desorientación
que se tiene al despertar a oscuras, pero tras un momento de reflexión supo que no era por
eso.
Se encontraba en una habitación muy grande, sobre una cama desde la que se podía ver a
unos dos metros un ventanal dividido en varias hojas que se encontraban cerradas. A través
de las ventanas se podía ver que aún era de noche.
¿Dónde estaba? ¿En casa? ¿Cuánto había dormido? ¿Cuándo se había acostado?, todas las
preguntas se arremolinaron en su mente y se dio cuenta que no podía responder a ninguna, al
menos en ese momento, se echó la mano derecha a la cabeza y notó que le dolía bastante.
Ese gesto bastó para que le viniera a la mente todo lo sucedido. Scotti, la radio estropeada, el
semáforo en rojo. Pegó un salto de la cama y se quedó sentado sobre ella intentando saber
que ocurría exactamente.
- Tranquilo, has sufrido un accidente. –Se escuchó una voz de hombre que venía de la
habitación-.
Harvey giró la cabeza hacia la voz y vio a un tipo trabajando sobre una pequeña mesa de
oficina con una lámpara que daba una luz amarillenta. Intentó ponerse de pie pero se
encontraba agotado y dolorido, así que siguió sentado en la cama.
- ¿Quién es usted?, ¿Dónde estoy?. –Empezó a preguntar Harvey atropelladamente-.
- Tranquilo, como ya te he dicho, has sufrido un accidente. –Repuso el hombre-.
Harvey se quedó en silencio y vio como el hombre se levantaba de la mesa y se dirigía hacia
él, se detuvo a dos metros de la cama y encendió un interruptor. Una luz del mismo color
amarillento que la que había sobre la mesita apareció dejando medio ciego a Harvey, pasaron
unos segundos antes de que sus ojos se adaptaran al nuevo entorno.
Ahora podía ver al tipo con claridad, era un hombre de estatura media con el pelo oscuro y
gafas. Se quedó mirando a la figura que se encontraba delante de él y se percató de que
llevaba un traje negro, pero tenía algo diferente, parecía una extraña gabardina a juego,
también vio que tenía unas gafas, posiblemente las más raras que había visto en su vida,
tenían la montura naranja y los cristales parecían sostenerse solos.
El hombre sacó algo del bolsillo interior de su chaqueta, era como una especie de pluma
estilográfica, pero vio que al girarla por su parte central, el artilugio emitió una luz por un
extremo.
El hombre se le acercó por delante y se dispuso a examinarle los ojos.
- Tranquilo, es para ver si esta bien, siga la luz con la mirada. –Le dijo mientras movía la luz
de derecha a izquierda-.
A Harvey le costó un momento asimilar lo que decía, pero hizo lo que le pidió.
- Esta bien, intente levantarse, -le dijo mientras apagaba la luz de la pluma y la guardaba
nuevamente en su chaqueta-.
Harvey se levantó y se sentó en una silla que le estaba ofreciendo el tipo de las gafas
horteras.
- Gracias, -dijo Harvey-
El tipo le sonrió y le dijo.
- Por cierto me llamo Paul.
- ¿Dónde estoy?, -preguntó Harvey mirando a su alrededor-.
- Está en un sitio del que no puedo hablarle, ya que es secreto.- Le respondió Paul sonriendo-.
- ¿Cómo dice?. –Volvió a preguntar Harvey, para ver si había oído lo que creía que había
oído-.
- Tranquilo, ya lo entenderá, -ahora preste atención a lo que le voy a decir-.

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