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martes, 23 de febrero de 2010

Capitulo 8 y 9

       Esta noche dos capitulos, que el ocho es cortito. Espero que os gusten.


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                                                 CAPITULO 8

Mindi acababa de terminar su turno y estaba deseando llegar a casa y quitarse esos zapatos
que llevaban matándole los pies toda la noche, ya que servir copas durante horas con unos
zapatos de tacón muy bonitos y femeninos no era precisamente muy cómodo. Así que se
despidió de sus compañeras y se encaminó a la salida trasera del club.
Mientras andaba por el pasillo en dirección a la salida contando sus generosas propinas de
esa noche, algo la sobresaltó, venía del piso superior, del despacho del jefe.
- ¡¿Que ha hecho que?!.- Preguntó Ruby gritando-.¿Como?.
- Creemos que Harvey sabía lo que transportaba esta noche y le pudo la codicia, así que se
cargó a Scotti y ha huido con el dinero.
- ¿Estas seguro que no ha sido una trampa y les han dado matarile a los dos para robarles el
dinero?.
- Me temo que no señor, ha sido Harvey. –Respondió Owen-.
- No es posible. –Dijo Ruby mientras se tocaba la cabeza recostándose sobre su cómodo
sillón marrón-.
- Lo siento jefe pero es lo que hay, el coche estaba estrellado en una farola, le había pegado
un tiro a Scotti y se ha pirado con el dinero, encontramos la pipa de Harvey en el coche y le
faltaba una bala. –Le respondió Owen a Ruby-.
Ruby empezó a ponerse rojo de ira al pensar que un chico, un vulgar recadero, había ni
siquiera osado decidirse a robarle. Apretó los puños fuertemente lleno de ira.
- No puede ser, será hijo de puta. –Dijo Ruby aún si creérselo demasiado a la vez que
golpeaba la mesa-.
- Señor ¿Qué quiere que hagamos?. –Preguntó Owen-.
- Deja que piense -dijo Ruby mientras intentaba serenarse un poco-.
-¿Quién más lo sabe?. –Preguntó Ruby-.
- La policía, Mark, yo y usted. –Respondió Owen-. Pero tranquilo ya me he encargado de los
polis, no abrirán la boca hasta que no tengan más remedio, ya he llegado a un trato con ellos.
- Bien, si el señor Marcello llegara a enterarse que le hemos perdido un millón de dólares,
esta misma noche dormiríamos en el cementerio, así que, –empezó a decir lentamente Ruby
consciente de la que se le venía encima- que esto no salga de aquí, encontrad a ese hijo de
puta de Harvey y traedme el puto dinero.
- ¿Qué hacemos con Harvey, cuando le encontremos?. –Pregunto Owen, a pesar de que ya
sabía la respuesta-.
Ruby le dirigió una mirada que hablaba por si sola, le importaba una mierda como, pero
Harvey tenía que estar muerto antes del mediodía por lo menos.
Cuando Owen se había marchado, Ruby se sirvió un whisky de malta que guardaba en el
mueble-bar de detrás de su escritorio y al que tantas visitas hacía al cabo del día, al fin y al
cabo, no era fácil ser un jefe de la mafia como le gustaba ser conocido o como lo conocían
los demás en el negocio, un capo de segunda. Se sentó en su sillón con el vaso en la mano y
notó que esta le temblaba demasiado.
No había querido mostrarse débil delante de uno de sus matones, pero ahora en la soledad de
su despacho, se dio cuenta de que si no aparecía el dinero de Carlos Marcello, él y nada más
que él, Jack Ruby, estaba sentenciado a muerte.

                                                      CAPITULO 9

Paul, estaba de pie a unos metros de Harvey y le estaba haciendo un gesto, para que este se
acercara a la mesa y tomara asiento.
- Vamos, siéntate y tomate esta sopa, te sentará bien.- Estaba diciendo Paul-.
Harvey se acercó a la mesa, aún le dolía fuertemente la cabeza, hizo un guiño mientras
caminaba, se tocó la cabeza y se dio cuenta que tenía una venda.
- Tranquilo, solo ha sido una pequeña contusión. – Le dijo Paul, mientras le servía sopa en un
cuenco blanco-.
Harvey llegó a la mesa se sentó, cogió una cuchara y se dispuso a comerse su sopa caliente.
Mientras Harvey comía, Paul, se quedó sentado a su lado sin decir ni una palabra.
Mientras se llevaba una cucharada tras otra a la boca, Harvey no podía parar de pensar qué
era todo aquello, ¿Qué esta pasando aquí?, ¿Quién es este tipo?, un millón de preguntas le
invadieron, pero curiosamente no se sentía amenazado, lo único que le desconcertaba era que
aquel tipo no decía nada solo le miraba a él y de vez en cuando se miraba el reloj.
Cuando Harvey se acabó la sopa, Paul le miró y empezó a decirle.
- Bien, iré al grano. Todo lo que le voy a contar a partir de ahora es información clasificada y
no tengo que decirle, que pasaría si decidiera comentarlo con alguien. ¿Entendido?.
- Espere un momento, - reaccionó Harvey-, yo no quiero saber nada de todo esto, no tiene
que contarme nada.
- Me temo que eso no es algo de su elección. –Dijo Paul-.
- Vamos, yo solo quiero irme a casa, - Harvey empezó a sentirse desorientado de nuevo-
- Verá Harvey, usted ha sido seleccionado de entre todo el cuerpo de Marines de los Estados
Unidos de America, para la que posiblemente sea la misión más importante de la historia.
- Espere un momento, -interrumpió Harvey- creo que se equivoca de hombre, yo ya no soy
marine, ahora estoy en la reserva, dejé el cuerpo en el cincuenta y nueve, puede comprobarlo
si quiere.
- Tranquilo, -dijo Paul sonriendo-. Estamos al tanto de su historial en los marines, ya ha sido
debidamente investigado.
Paul hizo una pausa y miró sonriendo a Harvey y le dijo.
- Usted, es nuestro hombre señor Oswald.
Harvey se movió incomodo en la silla donde se encontraba sentado, cuanto más avanzaba la
conversación, más se involucraba con lo que estaba a punto de decirle el tipo ese. Si era algo
del gobierno, y cada vez tenía más claro que se trataba de eso, no tendría escapatoria, tendría
que hacerlo sin rechistar o a saber en que celda acabaría. Sabía muy bien como funcionaba el
gobierno, durante su estancia en los marines, tubo la oportunidad de joder la vida a más de un
“antiamericano” que no quería hacerle un favor al país.
- Bien, -continuó Paul-, como le estaba diciendo, esta misión es de extrema delicadeza, ya
que si fallamos, el mundo libre tal y como lo conocemos será una mera ilusión.
Ya está, -Pensó Harvey- Ha dicho “…si fallamos”, eso le incluía a él en la ecuación, ya no
tenía escapatoria.
- Hoy el presidente de los estados unidos, estará en Dallas dando un paseíto y ganándose a
unos cuantos votantes, -Siguió Paul, ahora con gesto serio-.
Harvey empezó a sentir un calor intenso por todo el cuerpo, ¿el presidente?, ¿que tenía que
ver todo aquello con él?, tenía muchas preguntas, y la verdad no quería escuchar la respuesta
a ninguna de ellas, pero aquel tipo no compartía ese pensamiento.
- Bien, lo que le voy a decir ahora, puede ser un poco chocante y pensará que es de locos
pero, para que la misión sea un éxito, debe acatar mis órdenes y confiar plenamente en que
todo esto es real.
- Esta bien, -dijo Harvey sin mucha convicción-.
- Hoy a las doce y treinta y dos del medio día, vamos a disparar contra el presidente.
¿Vamos?, pensó Harvey, de nuevo le había incluido en la ecuación. Sintió como de nuevo
todo su cuerpo empezaba a arder por dentro, hasta tal punto que este calentón se vio reflejado
en su piel, que se puso de un tono rojo infierno.
- ¿Vamos a que?, - preguntó Harvey con una sonrisa forzada en la cara-.
- De hecho, - respondió Paul-. Yo, voy a disparar al presidente y usted va ayudarme a
hacerlo.
- Esta usted como una cabra si cree que me voy a involucrar en el asesinato de un presidente
de estados unidos, -estaba diciendo Harvey mientras se levantaba de la mesa-
- Tranquilo, -volvió a decir Paul con una sonrisa en la boca-.
- ¿Tranquilo?, -espetó Harvey-. ¿Y quiere borrar esa estúpida sonrisa de la cara?, esto no
tiene gracia.
Paul, borró la sonrisa de la cara y firmemente le dijo a Harvey.
- No olvide donde se encuentra y que no es usted un invitado.
A Harvey se le había olvidado que aunque no lo pareciese, estaba retenido por un
desconocido y que no era un invitado en aquel almacén. En ese momento temió por su vida y
supo a ciencia cierta que lo que le proponía ese tipo no era opcional.
Se sentó de nuevo a la mesa y esperó a que Paul acabara de hablar.
- Bien, técnicamente a los ojos del mundo vamos a disparar contra el presidente,
-continuó Paul, como si el incidente de hacia unos segundos, no hubiera sucedido-.
Pero tranquilo, ya que el presidente no va a visitar Dallas hoy.
El tipo que irá hoy por las calles de Dallas en una limousine descapotable es solo un doble.
Paul hizo una pausa para que Harvey asimilara la información y continuó.
- Hace unos días, mi agencia descubrió un complot sin precedentes en la casa blanca, algo
que de tan ficticio que parece, resulta absurdo, pero que se ha dado y ahora tenemos que
solucionar. Aún no sabemos muy bien quien está detrás de todo esto, pero hace unos cuatro
días, sacaron al presidente de la casa blanca y lo encerraron en uno de los bunker que nuestro
gobierno tiene en Nuevo México, poniendo en su lugar a un doble, este doble es el que hoy
visitará esta ciudad y al que tenemos que liquidar.
- Pero ¿Por qué iba alguien a hacer eso?, ¿con qué fin?, -preguntó Harvey, que ahora parecía
más receptivo-.
- Mira, Kennedy esta haciendo que la guerra fría termine y las buenas relaciones que esta
manteniendo con los comunistas no gustan demasiado a algunos sectores, como el
armamentístico entre otros, así que este doble, lo único que va hacer es desestabilizar estas
relaciones, provocando una gran guerra entre Rusia y Estados Unidos. Nuestros analistas no
son nada optimistas sobre esta guerra, la llaman la tercera guerra mundial.
- Pero en lugar de matarle, deberíamos revelarlo al mundo y que la justicia se encargue de
esto. – Dijo Harvey-.
- Si, seguro que creerían a una agencia que supuestamente no existe y a un ex-marine
comunista. – Le contestó Paul-.
- Créeme, esta es la mejor manera de hacerlo, -dijo Paul-. Mientras nosotros llevamos a cabo
esta misión, otro equipo se encuentra en Roswell, Nuevo México para liberar al autentico
Kennedy y que sea el mismo el que hable ante la nación y explique todo.
- ¿Pero como han logrado colar a un doble en la casa blanca?,¿Cómo lo descubristeis?. -
Preguntó Harvey que se encontraba como si estuviese en medio de un juego-.
- Nada de eso importa. – Respondió Paul-. El caso es que se ha producido esta situación y
tenemos que repararla.
- Pero, - advirtió Harvey -. ¿Cómo puedo yo ayudar en todo esto?.
- Trabajas en el almacén de libros escolares de la calle Elm ¿no es cierto?.

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