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viernes, 12 de marzo de 2010

CAPITULO 14

Como cada viernes un nuevo capitulo de Reizend, no te lo puedes perder.




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CAPITULO 14

Habían estado caminando unos quince minutos a lo largo de la ciudad sin un destino claro, se
detuvieron debajo de un gran árbol del parque Nelson. Harvey se sentó casi de inmediato,
Paul permaneció de pie pensando en su próximo movimiento.
Tras unos segundos Paul se giró hacia Harvey y vio que estaba haciendo gestos con los ojos,
los abría mucho y luego los cerraba, los volvía a abrir y los dejaba normal., claramente
trataba de enfocar, el golpe le debió de producir algún efecto. Al fin y al cabo, fue más
brusco de lo que había planeado Paul.
Paul se acercó a Harvey, sacó de un bolsillo el artefacto que usó en el almacén, el que tenía
una luz en uno de sus extremos, lo giró y la luz apareció de nuevo, abrió el ojo derecho de
Harvey y lo observo, hizo lo mismo con el izquierdo.
- Tranquilo, es solo una conmoción por el golpe, estarás bien en un rato. –Le dijo mientras
guardaba el artilugio de nuevo en el bolsillo-.
- ¿Quién demonios eres en realidad?, ¿Agente especial, conductor profesional, médico,
sacerdote?. –Empezó a preguntar Harvey-.
- Eso ahora no importa. –Respondió escuetamente Paul-.
- ¿Cómo que no importa?, ¿no te importará a ti?, -empezó a decir un poco irritado Harvey- a
mi si que me importa. Mira, en el almacén me dijiste que no era irremplazable, pero cuando
decidí marcharme, me dejaste ir sin más aún sin tener la certeza absoluta de que no escaparía,
poco después me salvas la vida y huimos como si nos persiguiera el mismísimo lucifer. Así
que estoy empezando a sospechar que no soy tan irremplazable al fin y al cabo.
Paul, se quedó estupefacto ante la reacción de Harvey, sinceramente no esperaba que se diese
aquella situación, pero por otro lado era algo lógico si repasaba las situaciones de estrés a las
que se había sometido Harvey en poco tiempo.
- Digamos que me han entrenado bien. –Respondió Paul seriamente-.
- ¿Quiénes?. –Preguntó Harvey-.
- Mira, si te lo digo, después tendría que matarte y como has dicho, eres el único que me
puede ayudar a entrar en el almacén de libros. –Respondió Paul con cara amigable-.
Harvey se sentía con poder, ahora tenía el mando de la situación, ahora sabía que Paul le
necesitaba y no acabaría con él, así que siguió por el mismo camino.
- Pues no pienso moverme de aquí hasta que me lo cuentes todo, ¿Para quién trabajas?.
Paul se quedó mirándolo, cambió la cara y fríamente se soltó.
- Mira amigo eres irremplazable, para ayudarme a entrar en ese puto almacén y que pueda
realizar mi puto trabajo de una forma sencilla y rápida, pero si por alguna traba tuviera que
ser de una forma , digamos más compleja, no dudaría en meterte una jodida bala entre ceja y
ceja, entrar allí como fuera y matar a ese hijoputa.
Harvey cayó desde su posición de poder y se dio un fuerte golpe contra el suelo de la
realidad. Tragó un poco de saliva e intentó decir algo, pero notó como las palabras se
quedaban escondidas en su garganta, seguramente empujándose unas a otras hacia dentro.
Cuando hubo pasado el tiempo que Paul creyó justo para que sus palabras hicieran mella en
el nuevo ego de Harvey dijo.
- Tenemos un problema aún mayor, mi arma estaba en el maletero del coche. –Dijo Paul
levantándose-.
Harvey, seguía sentado en el suelo, intentando olvidar lo que había ocurrido, la había cagado
pero bien. Tenía una sensación encontrada entre la vergüenza y el miedo. Cuando oyó las
palabras de Paul, una puerta se abrió de nuevo en su interior, ya lo tenía, era la mejor manera
de resarcirse por la cagada de antes.
- Yo tengo un rifle en mi casa y no esta lejos de aquí. –Soltó Harvey casi con tono alegre-.
Paul, estaba de espaldas a él, haciendo como que pensaba preocupado y cuando oyó a
Harvey, no pudo evitar que una sonrisa maliciosa apareciera en su rostro, la situación no
debió de desarrollarse así,
-pensó-, pero recordó una de las máximas que su padre, veinte años atrás le había enseñado
sobre las matemáticas, el orden de los factores no altera el producto. Siguió sonriendo y una
sensación de alivio le inundó, aunque solo duró un segundo ya que aún quedaba mucho por
hacer.
- ¿Hablas en serio?. –Preguntó Paul modestamente mientras se volvía-.
Harvey estaba sacudiendo la cabeza a modo de afirmación y tenía una sonrisa en la cara,
como un niño que sabe que ha hecho algo bueno y recibe la aprobación de sus padres.
- Es un rifle mannlicher de fabricación italiana. –Dijo alegremente Harvey-.
Paul se quedó pensando un segundo, parecía estar recordando que rifle era ese y sus
características de tiro. Tras unos segundos preguntó.
- ¿Tiene mira telescópica?.
- Si, -Dijo Harvey afirmando también con la cabeza-.
- Perfecto, -Dijo Paul satisfecho-.
Paul miró su reloj y vio que eran casi las once, ayudó a Harvey a levantarse y dijo.
- Bien, en marcha, lo primero que vamos a hacer, es ir a tu casa y coger el rifle, luego nos
iremos al almacén de libros.
- Pero ¿y si Ruby está en mi casa?, sabe donde vivo. –Dijo preocupado Harvey-.
- De eso me ocupo yo. –Respondió Paul-.
Se pusieron en marcha hacia la casa de Harvey, salieron del parque por la calle Cason, así
que se dirigieron hacia la Segunda Avenida cruzando por Hatcher, en vez de continuar por la
gran avenida, ya que serían un blanco fácil en el supuesto de que Ruby y sus esbirros aún
tuvieran ganas de matar a Harvey, se metieron por las calles paralelas, más estrechas y menos
transitadas, cogieron la avenida Spring y giraron a la derecha por Gertrude para entrar en la
calle de Harvey por lado norte. Una vez allí, Paul volvió a mirar su reloj, habían tardado
treinta y ocho minutos. Se asomo con cautela escondido tras la esquina y vio un coche
marrón aparcado en la puerta de la casa.
- ¿Reconoces ese coche?. –Preguntó a Harvey-.
Paul se apartó para que Harvey se asomara.
- Maldita sea, es de Charlie “el rudo”, un matón de Ruby. –Respondió Harvey volviendo a
dejar la esquina libre-.
- ¿”El rudo”?. -Preguntó Paul con mofa-.

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